EFEMERIDES
SAN MARTIN
José Francisco de San Martín y Matorras1 (Yapeyú, 25 de febrero de 1778-Boulogne-sur-Mer, 17 de agosto de 1850)2 fue un militar cuyas campañas fueron decisivas para las independencias de la Argentina, Chile y Perú.
En abril de 1784, cuando tenía seis años, llegó con su
familia a Cádiz (España) ―previa estadía en Buenos Aires―, y se radicó luego en
la ciudad de Málaga. Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de
Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga en 1786. Ingresó
posteriormente al ejército español hizo su carrera militar en el Regimiento de
Murcia. Combatió en el norte de África, luego contra la dominación napoleónica
de España, y participó en las batallas de Bailén y La Albuera.
Con 34 años, en 1812, habiendo alcanzado el grado de
teniente coronel, y tras una escala en Londres, retornó a Buenos Aires, donde
se puso al servicio de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la
Plata. Se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo (que
hoy lleva su nombre), que logró el triunfo en el combate de San Lorenzo. Más
tarde se le encargó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del
general Manuel Belgrano. Allí concibió su plan continental, comprendiendo que
el triunfo patriota en la guerra de la independencia hispanoamericana solo se
lograría con la eliminación de todos los núcleos realistas que eran los centros
de poder leales a mantener el sistema colonial en América.
Nombrado gobernador de Cuyo, con sede en la ciudad de Mendoza,
puso en marcha su proyecto, tras organizar al Ejército de los Andes, cruzó la
cordillera del mismo nombre y lideró la liberación de Chile, en las batallas de
Chacabuco y Maipú. Luego, utilizando una flota organizada y financiada por
Chile y luego de recibir instrucciones del Senado de Chile, atacó al centro del
poder español en Sudamérica, la ciudad de Lima, y declaró la independencia del
Perú en 1821. Finalizó su carrera de las armas luego de producida la Entrevista
de Guayaquil con Simón Bolívar, en 1822, donde le cedió su ejército y la meta
de finalizar la liberación del Perú.
Partió hacia Europa, donde murió el 17 de agosto de 1850.
En Argentina se lo reconoce como el «padre de la Patria» y
el «Libertador», y se lo valora como el principal héroe y prócer del panteón
nacional. En Perú también se lo recuerda como el «Fundador de la Libertad del
Perú», el «Fundador de la República», el «Generalísimo de las Armas» y el
«Libertador» del país. El Ejército de Chile le reconoce el grado de Capitán General
El padre de José de San Martín, Juan de San Martín,21 hijo
de Andrés de San Martín e Isidora Gómez, había nacido en la villa de Cervatos
de la Cueza, en la actual provincia de Palencia (antiguo Reino de León, en
España, y era teniente gobernador del departamento. Sirvió como militar a la
Corona española y en 1774 fue nombrado gobernador del Departamento Yapeyú,
parte de la Gobernación de las Misiones Guaraníes, creada para administrar las
treinta misiones jesuíticas guaraníes, luego de que la orden fuera expulsada de
América por el rey Carlos III en 1767, con sede en la reducción de Yapeyú.
Su madre, Gregoria Matorras del Ser, hija de Domingo
Matorras y María del Ser, también había nacido en la provincia de Palencia, el
12 de marzo de 1738, concretamente en Paredes de Nava. Era prima hermana de
Jerónimo Matorras, gobernador y capitán general del Tucumán.
Juan de San Martín contrajo nupcias con Gregoria, por poder
―fue representado por el capitán de dragones Juan Francisco de Somalo― el 1 de
octubre de 1770, con las bendiciones del obispo de Buenos Aires, Manuel Antonio
de la Torre. Poco después se trasladaron a Calera de las Vacas (actualmente
Calera de las Huérfanas, en Uruguay), como administrador de la estancia
jesuítica, y allí nacieron tres de sus hijos. Al cesar en ese cargo fue
designado teniente gobernador de Yapeyú, cargo que asumió en 1775; sus otros
dos hijos nacieron en ese lugar, siendo José el menor de ellos. Juan de San
Martín organizó el cuerpo militar de naturales guaraníes compuesto por 550
hombres, destinado a contener los avances portugueses y las incursiones de los
indígenas charrúas. En 1779, Juan de San Martín ascendió al grado de capitán
del ejército real; poco después Gregoria Matorras volvió a Buenos Aires con sus
cinco hijos y se reunió allí con su esposo en 1781. En abril de 1784, Juan de
San Martín y su familia llegaron a Cádiz. Falleció el 4 de diciembre de 1796 en
Málaga. Sus restos fueron trasladados al cementerio de La Recoleta (en Buenos
Aires). Desde que Juan de San Martín falleció en Málaga, Gregoria vivió
acompañada por su hija María Elena y su nieta Petronila, recibió una modesta
pensión. Murió en Orense (Galicia), el 1 de junio de 1813.
Nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, una ex misión
jesuítica situada a orillas del río Uruguay en la Gobernación de las Misiones
Guaraníes del Virreinato del Río de la Plata, en la actual provincia argentina
de Corrientes.
Desde pequeño presentó grandes dotes militares y actitud de
mando, sus diversiones favoritas iban con cantos de guerras, voces de mando y
la tendencia a destacarse en la carrera de sus ascendientes.
Hay autores que afirman que a la edad de seis años, previo
al viaje a España, concurrió a una escuela en Buenos Aires donde aprendió las
primeras letras.
José de San Martín fue el menor de cinco hermanos:
María Elena (18 de agosto de 1771),
Manuel Tadeo (28 de octubre de 1772) y
Juan Fermín (5 de febrero de 1774), nacidos en la Real
Calera de las Vacas, jurisdicción de la parroquia de Las Víboras; y
Justo Rufino (1776), nacido ya en Yapeyú como su hermano
José Francisco.
En España todos los hermanos siguieron la carrera militar y
mantuvieron escaso contacto entre ellos. Sin embargo, José de San Martín
mantuvo contacto epistolar con ellos, así como con María Elena. Es posible que,
ya exiliado en Europa, José de San Martín no supiera que su hermano Juan
Fermín, muerto en Manila, hubiera tenido hijos, de modo que supuso que la única
descendiente de sus hermanos era Petronila González Menchaca, la hija de María
Elena.
El 18 de agosto de 1793, Justo Rufino de San Martín solicitó
ingresar en el ejército español, fue admitido en el Real Cuerpo de Guardias de
Corps el 9 de enero de 1795. Más tarde se incorporó al Regimiento de Caballería
Húsares de Aragón, con el grado de capitán. Tomó parte en la Guerra de
Independencia y participó en importantes hechos de esta. Cuando José de San
Martín se exilió, Justo lo acompañó en Bruselas y en París en distintas
ocasiones entre 1824 y 1832. Falleció en Madrid en 1832.
Remedios de Escalada, esposa de José de San Martín.
María de los Remedios de Escalada nació en Buenos Aires, el
20 de noviembre de 1797, hija de Antonio José de Escalada y Tomasa de la
Quintana y Aoiz. Su familia era rica y prestigiosa y estaba vinculada a la
causa patriota.
Contrajo nupcias con José de San Martín en Buenos Aires, el
12 de noviembre de 1812, cuando tenía 14 años de edad. La influencia de su
familia fue fundamental para la creación del Regimiento de Granaderos a
Caballo.
Más adelante, ya en Mendoza, Remedios de Escalada fue la
fundadora de la Liga Patriótica de Mujeres, con el objetivo de colaborar con el
naciente Ejército de los Andes. Para ello, entre otros gestos, donó todas sus
joyas.
Falleció en Buenos Aires el 3 de agosto de 1823. Antes de
embarcar rumbo a Europa en 1824, su marido le hizo construir un sepulcro en el
Cementerio de La Recoleta, cuyo epitafio reza: «Aquí yace Remedios de Escalada,
esposa y amiga del general San Martín».
Mercedes Tomasa San Martín y Escalada fue la única hija del
general José de San Martín y de María de los Remedios de Escalada. Nació en
Mendoza, el 24 de agosto de 1829 y falleció en Brunoy (Francia), el 28 de
febrero de 1875.
Desde los años treinta del siglo XIX, el general José de San
Martín se exilió permanentemente en París, acompañado por Mercedes. Debido a
las convulsiones revolucionarias, la familia decidió trasladarse a un pueblo
más retirado, siendo el lugar elegido Boulogne-sur-Mer. Allí enfermaron ambos
de cólera, ante lo que fueron atendidos por el médico y diplomático argentino
Mariano Severo Balcarce, quien ese mismo año contrajo matrimonio con la hija
del general. Tuvo dos hijas: Josefa Dominga Balcarce y María Mercedes Balcarce.
Luego de la muerte de su padre, y con el retiro de Mariano
de la diplomacia, la familia Balcarce se mudó a Brunoy, cerca de París.
Mercedes falleció allí a la edad de 58 años. En 1951, su cuerpo, como el de su
esposo y su hija mayor, fueron repatriados y yacen en la actualidad en el
mausoleo de la basílica de San Francisco, en Mendoza
En 1781, cuando José de San Martín tenía tres años, la
familia se trasladó de Yapeyú a Buenos Aires. Luego se mudaron a España,
embarcando rumbo a Cádiz el 6 de diciembre de 1783 a bordo de la fragata Santa
Balbina, pues su padre había sido destinado a Málaga. Aunque otras fuentes
biográficas fechan este viaje cuando San Martín tenía ocho años de edad, en el
año 1786.
José comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de
Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga, en 1786. Allí aprendió
castellano, latín, francés, alemán, baile, dibujo, poética, esgrima, retórica,
matemática, historia y geografía.
Los demás hermanos varones también siguieron la carrera
militar, pero solo José volvería a América.
El 21 de julio de 1789, a los once años de edad, José de San
Martín comenzó su carrera militar en clase cadete en el Regimiento Murcia,
mientras estallaba la Revolución francesa. Luchó en la campaña del norte de
África combatiendo a los moros en Melilla y Orán. El 19 de junio de 1793 fue
ascendido a subteniente 2.º, por sus acciones en los Pirineos frente a los
franceses. En agosto de ese año su regimiento, que había participado en las
batallas navales contra la flota inglesa en el mar Mediterráneo, se rindió. El
28 de julio de 1794 alcanzó el grado de subteniente 1.º, teniente 2.º el 8 de
mayo de 1795 y ayudante 2.º el 26 de diciembre de 1802. Este mismo año fue
gravemente herido tras ser asaltado por ladrones mientras transportaba la paga
de un batallón, por lo que fue sancionado por este incidente. El 2 de noviembre
de 1804 alcanzó el grado de capitán.
Durante el período siguiente luchó con el grado de capitán
2.º de infantería ligera en diferentes acciones, en la Guerra de las Naranjas
contra Portugal (1802) y en Gibraltar y Cádiz contra los británicos (1804).
La Medalla de Oro de los Héroes de Bailén, premio militar
español otorgado a San Martín por decreto de la Junta Suprema de Sevilla del 11
de agosto de 1808, en mérito a su acción en esta batalla ganada a los
franceses, por la cual también fue ascendido al grado de teniente coronel.
En 1808 las tropas del emperador francés Napoleón Bonaparte
invadieron la península Ibérica y el rey Fernando VII de España fue hecho
prisionero. Poco después estalló la rebelión contra el emperador y contra su
hermano José Bonaparte, que había sido proclamado rey de España. Se estableció
una Junta Central de Gobierno, que actuó primero en Sevilla y luego en Cádiz.
San Martín fue ascendido por la Junta al cargo de ayudante 1.º del Regimiento
de Voluntarios de Campo Mayor. También sirvió más de un año a bordo de la
fragata de guerra Dorotea.
Distinguido en la Guerra de la Independencia Española por
sus acciones contra los franceses, fue ascendido a capitán del Regimiento de
Borbón. Su principal actuación fue en la gran victoria de la batalla de Bailén,
de 19 de julio de 1808, en que tuvo una actuación destacada como ayudante del
general marqués de Coupigny en la acción de Arrodilla, donde al frente de
veintiún hombres derrotó totalmente a una fuerza mucho mayor. Esta victoria fue
la primera derrota importante de las tropas de Napoleón y permitió al ejército
de Andalucía recuperar Madrid. En premio por su actuación, San Martín recibió
el grado de teniente coronel el 11 de agosto de 1808. El ejército completo recibió
la Medalla de Oro de los Héroes de Bailén.
Continuó luchando contra el ejército al mando de Napoleón,
aliados en el Rosellón, Portugal, Inglaterra y España. En la batalla de La
Albuera, combatió a las órdenes del general inglés William Carr Beresford, el
mismo que dos años antes, durante la Primera Invasión Inglesa había
infructuosamente intentado apoderarse de Buenos Aires y Montevideo.
En esas campañas conoció a Lord Macduff, un noble escocés
que lo introdujo a las logias secretas que conspiraban para conseguir la
independencia de América del Sur. Fue allí que hizo contacto por primera vez
con círculos de liberales y revolucionarios que simpatizaban con la lucha por
la independencia americana.
Participó en 17 acciones de guerra: Plaza de Orán, Port Vendres,
Baterías, Coliombré, fragata de guerra Dorotea en un combate con el navío
británico El León, Torre Batera, Cruz de Yerro, Mauboles, San Margal, Baterías
de Villalonga, Bañuelos, las Alturas, Hermita de San Luc, Arrecife de
Arjonilla, batalla de Bailén, combate de la Villa de Arjonilla y en batalla de
Albuera.38
Su regimiento pasó luego al Ejército de Aragón, en 1793, y
enseguida al de Rosetón, que combatía contra la República Francesa a las
órdenes del general Ricardos, uno de los generales españoles más capacitados en
tácticas y que resultó ser un verdadero maestro para el joven cadete. Al morir
el general Ricardos en 1794, el «Murcia» y la guarnición a que pertenecía
capitularon ante los franceses. En 1797 San Martín recibió su bautismo de fuego
en el mar, pues el Murcia, que se hallaba a bordo de la escuadra española que
luchaba contra la inglesa en el Mediterráneo, participó en el desastre del Cabo
San Vicente. Entre 1800 y 1807 San Martín intervino en las acciones españolas
contra Portugal hasta que, por el tratado de Fontainebleau, Francia y España se
reparten a Portugal y sus colonias.
El 25 de mayo de 1810 tuvo lugar en Buenos Aires la
Revolución de Mayo, que culminó con la destitución del virrey a cargo del
Virreinato del Río de la Plata y el nombramiento de la Primera Junta. El
proceso independentista abrió nuevas oportunidades militares a los oficiales
sudamericanos como José de San Martín y obligó a un replanteo sobre la debida
lealtad, ya que su patria de origen ya no formaba parte del Reino de España en
que habían nacido.
Algo más de un año más tarde ―el 6 de septiembre de 1811―
San Martín renunció a su carrera militar en España y solicitó a su jefe un
pasaporte para viajar a Londres. Éste se lo concedió junto con cartas de
recomendación, entre ellas una para Lord Macduff, y partió el 14 de septiembre4
de ese año para vivir en el número 23 de la calle Park Road en el distrito de
Westminster, cerca de Londres. Allí se encontró con compatriotas de la América
española: Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola, Andrés Bello y Tomás
Guido, entre otros.
Según algunos historiadores, aquellos formaban parte de la
Gran Reunión Americana, sociedad de presuntas filiaciones masónicas, fundada
por Francisco de Miranda, quién junto a Simón Bolívar ya luchaba en América por
la independencia de Venezuela. Es posible que, ya dentro de la hermandad, se
haya relacionado con políticos británicos que le hicieron conocer el Plan de
Maitland, una estrategia para que América se liberara de España.
Regreso al Río de la Plata
Retorno a Buenos Aires y reconocimiento de su grado de
teniente coronel por el Primer Triunvirato
El 12 de enero de 1812, José de San Martín, junto con otros
militares, se embarcó desde Londres rumbo a Buenos Aires en la fragata
británica George Canning, que ancló en el puerto de Buenos Aires el 9 de marzo
de ese año.
Gaceta de Buenos Aires, número 28, del viernes 20 de marzo
de 1812
El nueve del corriente ha llegado á este puerto la fragata
inglesa “Jorge Canning”, procedente de Londres, con cincuenta días de
navegacion (...) A este puerto han llegado entre otros particulares que
conducía la fragata inglesa, el Teniente Coronel de caballería don José de San
Martin primer ayudante de campo del general en gefe del ejército de la Isla,
Marqués de Coupigny; el Capitan de infantería don Francisco Vera; el Alferez de
navio don José Zapiola: el Capitan de milicias don Francisco Chilavert: el
Alferez de carabineros reales don Carlos Alvear y Balbastro; el Subteniente de
infantería don Antonio Arellano; y el primer teniente de guardias walonas Baron
de Holmberg. Estos individuos han venido á ofrecer sus servicios al gobierno, y
han sido recibidos con la consideracion que merecen, por los sentimientos que
protestan en obsequio de los intereses de la patria.
El grupo de oficiales se presentó ante los miembros del
Primer Triunvirato, quienes accedieron a su pedido de servir al gobierno.
Creación del Regimiento de Granaderos a Caballo
El 16 de marzo, el Primer Triunvirato aceptó la propuesta de
San Martín de crear un cuerpo de caballería, que llamó Regimiento de Granaderos
a Caballo, para custodiar las costas del río Paraná. Durante el año 1812 se
ocupó de instruir a la tropa en las modernas técnicas de combate que conocía
por su extensa actuación europea contra los ejércitos de Napoleón.43
El Gobierno Superior Provicional, etc.― Atendiendo á los
méritos y servicios de don José de San Martin, y á sus relevantes conocimientos
militares, ha venido en conferirle el empleo efectivo de Teniente Coronel de
Caballería, con el sueldo de tal, desde esta fecha, y Comandante del Escuadron
de Granaderos á Caballo que ha de organizarse, concediéndole las gracias,
exenciones y prerrogativas que por este título le corresponden, etc. etc.―
Dado en Buenos Aires á 16 de marzo de 1812 ―Feliciano
Antonio Chiclana―Manuel de Sarratea―Bernardino Rivadavia―Nicolas de Herrera,
Secretario.
Fundación de la Logia Lautaro
Junto con el también recién retornado Carlos María de
Alvear, fundó a mediados de 1812 una filial de la Logia de los Caballeros
Racionales, que rebautizó con el nombre de Logia Lautaro. El nombre fue tomado
del cacique araucano Lautaro quien, en el siglo XVI, se había sublevado contra
los españoles.
La sociedad estaba formada como las logias masónicas de
Cádiz y de Londres, similar a la que en Venezuela tenía como miembros a
Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Andrés Bello. Su objetivo era «trabajar
con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad». Sus
miembros principales, además de San Martín y Alvear, eran José Matías Zapiola,
Bernardo Monteagudo y Juan Martín de Pueyrredón.
Revolución del 8 de octubre de 1812
A principios de octubre de 1812 llegó a Buenos Aires la
noticia de la victoria patriota del Ejército del Norte en la batalla de
Tucumán, comandado por el general Manuel Belgrano. Aprovechando la situación,
el 8 de octubre, San Martín y Alvear dirigieron un levantamiento cívico militar
preparado por la Logia Lautaro, conocido como Revolución del 8 de octubre 1812.
El golpe tuvo como objeto el derrocamiento del gobierno del Primer Triunvirato,
al cual lo juzgaban como «poco decidido por la independencia». Bajo la presión
de los cuerpos armados y del pueblo, se nombró un Segundo Triunvirato,
constituido por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte.
Se exigió, además, llamar a una Asamblea General de delegados de todas las
provincias, con el fin de declarar la independencia y dictar una constitución.
El 7 de diciembre de 1812, el Segundo Triunvirato ascendió a
San Martín al grado de coronel y lo designó Comandante de Granaderos a Caballo
en base de los tres escuadrones existentes.
Matrimonio
El 12 de noviembre de 1812, a los 34 años, José de San
Martín contrajo matrimonio con María de los Remedios de Escalada, de 14 años, en
la Iglesia de la Merced de Buenos Aires.
El combate de San Lorenzo.
La primera acción militar de José de San Martín y su recién
creado Regimiento de Granaderos a Caballo estuvo dirigida a detener las
incursiones con que los realistas de Montevideo asolaban las costas del río
Paraná, principal afluente del Río de la Plata y vía de comunicación
estratégica para la región.48
El coronel San Martín se instaló con sus tropas en el
convento de San Carlos, posta de San Lorenzo, en el sur de la actual provincia
de Santa Fe. El 3 de febrero de 1813 y ante el desembarco de 300 realistas, se
libró el combate de San Lorenzo, casi frente al convento, a orillas del río.
Dado que existían aún sospechas acerca de la fidelidad a la
causa independentista por parte del recién llegado San Martín, él decidió
avanzar al frente de la reducida tropa de granaderos a caballo. Como
consecuencia, su caballo fue mortalmente herido y San Martín aprisionado bajo
su cabalgadura, estuvo a punto de ser ultimado por un realista. Le salvó la
vida el soldado correntino Juan Bautista Cabral, que antepuso su cuerpo a dos
bayonetazos. San Martín lo ascendió post mórtem, por lo que actualmente es
conocido como el Sargento Cabral. Este combate, que por la cantidad de
combatientes de ambos bandos podría parecer secundario, permitió alejar para
siempre a las flotas realistas que merodeaban el río Paraná, saqueando las
poblaciones.
Ejército del Norte (Provincias Unidas del Río de la Plata)
Como consecuencia de las derrotas que Manuel Belgrano,
general en jefe del Ejército del Norte, sufrió ante los realistas en las
batallas Vilcapugio y Ayohúma, y debido al triunfo que José de San Martín
obtuvo en el combate de San Lorenzo, el Segundo Triunvirato reemplazó a
Belgrano por San Martín como comandante del Ejército del Norte.
Encuentro de San Martín y Manuel Belgrano, que la tradición
ubica en la Posta de Yatasto
Su encuentro con el jefe saliente, al que no conocía
personalmente, ha sido llamado «abrazo de Yatasto», ya que la tradición lo ha
fijado en la posta de Yatasto, en la provincia de Salta. La investigación del
historiador Julio Arturo Benencia sostiene, en cambio, que dicho encuentro fue
el 17 de enero de 1814, a la salida de la posta de Algarrobos, en cercanías del
río Juramento y a 14 leguas de Yatasto.
Como comandante del Ejército Auxiliar del Perú debió
reorganizar un ejército deshecho por las derrotas de Vilcapugio y Ayohúma. Para
concretar dicho fin retrocedió hacia San Miguel de Tucumán, donde acantonó al
ejército en una fortaleza en construcción, conocida como la Ciudadela, y se
dedicó a reforzarlo y adiestrarlo concienzudamente.
Plan continental
Al poco tiempo de encontrarse José de San Martín en Tucumán,
llegó a la conclusión de que era imposible llegar por el camino del Alto Perú
hasta Lima ―capital del Virreinato del Perú y centro del poderío realista en
América del Sur― desde donde se enviaban expediciones a reconquistar los
territorios perdidos ante los independentistas. Cada vez que un ejército
realista descendía del Altiplano hacia los valles de la provincia de Salta era
derrotado y cada vez que un ejército patriota ingresaba en el Alto Perú era
también aniquilado. La idea de concebir una estrategia superadora a la ruta
altoperuana ya había sido advertida por algunos jefes militares que integraron
las campañas al Alto Perú, tales como Eustoquio Díaz Vélez, Tomás Guido y
Enrique Paillardell. San Martín, hábil estratega militar, rápidamente tomó para
sí esta idea y pergeñó su plan continental.
Fue entonces que el general concibió su propósito, que luego
realizaría con éxito, de cruzar la Cordillera de los Andes y atacar la ciudad
de Lima desde el océano. Para mantener segura la frontera del norte, pensaba
San Martín, bastaban las tropas irregulares salteñas al mando del coronel
Martín Miguel de Güemes, a quien encargó la defensa de la frontera norte y
comenzó a preparar su futura estrategia militar.
Dejó brevemente el mando del Ejército del Norte al general
Francisco Fernández de la Cruz, y se retiró a Saldán (provincia de Córdoba),
para reponerse de una úlcera estomacal. Allí mantuvo conversaciones con su
amigo Tomás Guido, en las que lo convenció de la necesidad de independizar la
región desde Chile.
Gobernador de Cuyo
En 1814 el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río
de la Plata Gervasio Antonio de Posadas nombró a José de San Martín gobernador
de la Intendencia de Cuyo, con sede en Mendoza. Para entonces, su plan ya
estaba terminado y aprobado, y a partir de ese momento San Martín comenzó los
preparativos para la campaña al Perú.
Posicionamiento en la política chilena
Al poco tiempo de asumir, llegó allí el coronel Juan
Gregorio de Las Heras, que había comandado fuerzas argentinas en Chile, y que
se había retirado por las desinteligencias de los patriotas chilenos. Lo envió
de regreso, para intentar ayudarlos contra la ofensiva realista, pero este
llegó poco después del Desastre de Rancagua, en el que se perdió la
independencia chilena. Solo alcanzó a proteger el cruce hacia Mendoza de miles
de refugiados chilenos.
Los chilenos venían divididos en dos bandos
irreconciliables: los conservadores bajo el mando de Bernardo O'Higgins, y los
liberales bajo el de José Miguel Carrera. San Martín decidió que debía tomar
partido rápidamente, y se decidió por O'Higgins. Luego de un intento de
desconocer la autoridad del gobernador de Cuyo, el general Carrera fue
arrestado, despojado de su mando y luego expulsado de Mendoza.
El plan de San Martín había sido pensado para ser llevado a
cabo desde un Chile patriota; con la caída de este país en manos enemigas, el
plan parecía destinado a ser desechado. Pero San Martín tomó la decisión de
seguir adelante, solo que primero tendría que liberar Chile.
Creación del Ejército de los Andes
A pesar de la oposición del nuevo director supremo, Carlos
María de Alvear, a quien José de San Martín había conocido en Cádiz y que lo
había acompañado hasta entonces, se dedicó a organizar el Ejército de los
Andes.
Reunió en un solo ejército a los refugiados chilenos, a las
milicias locales de Cuyo, gran cantidad de voluntarios de su provincia y varios
oficiales del Ejército del Norte. También pidió y obtuvo que los batallones del
Regimiento de Granaderos a Caballo, desperdigados entre varios destinos, le
fueran enviados a Cuyo.
Las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1816: en rojo,
la Liga de los Pueblos Libres
Como el director Alvear intentó someterlo a su autoridad, le
presentó su renuncia al cargo de gobernador. Alvear envió a reemplazarlo al
coronel Gregorio Perdriel, pero los mendocinos lo rechazaron airadamente. De
este modo San Martín fue confirmado como gobernador por elección popular.
Poco después del nombramiento como nuevo director supremo
del general Juan Martín de Pueyrredón, se reunió con él en Córdoba, donde
discutieron largamente su plan de campaña sobre Chile y Perú. El 20 de mayo de
1816, Tomás Guido presentó una Memoria oficial, en la que se expuso
detalladamente el plan, que fue aprobada y mandada a ejecutar por el director
Pueyrredón.
Al mismo tiempo San Martín presionó a los diputados cuyanos
al Congreso de Tucumán para declarar la independencia de las Provincias Unidas
de Sudamérica, objetivo conseguido el 9 de julio de 1816.
Para financiar su campaña, además de los cuantiosos aportes
de Pueyrredón, obligó a pagar «contribuciones obligatorias» a todos los
comerciantes y hacendados. A cambio se les extendía un vale, que cobrarían
«cuando las circunstancias lo permitan». En cambio, tuvo muy pocos miramientos
para confiscar los bienes de todos los españoles que no se destacaran en la ayuda
a la causa de la independencia.
Formó un gran campamento militar en El Plumerillo, unos
siete kilómetros al noreste de la ciudad de Mendoza. Allí formó a sus soldados
y oficiales, fabricó armas (sables, fusiles, cañones, municiones y pólvora) y
uniformes. Tuvo que ocuparse de engordar mulas y caballos, y fabricar y
colocarles herraduras.
El jefe de sus talleres, el fray Luis Beltrán, inventó un
sistema de poleas para pasar los precipicios con los cañones y otro de puentes
colgantes, ambos transportables. La sanidad del ejército estaba en manos del
cirujano inglés James Paroissien. El coronel José Antonio Álvarez Condarco se
encargó de realizar los planos de los distintos cruces de la Cordillera de los
Andes.
Antes de iniciar la marcha, reunió a los caciques mapuches y
les pidió permiso para invadir Chile a través de sus tierras. Alguno de estos
caciques le hizo llegar esa noticia al capitán general de Chile, Casimiro Marcó
del Pont, por lo que este creyó que el grueso del ataque sería por el sur, lo que
lo llevó a dividir sus fuerzas.
Contrariamente a lo pretendido por el director supremo
Pueyrredón y sus partidarios, entró en correspondencia con el caudillo José
Gervasio Artigas y se negó a distraer su esfuerzo bélico de las campañas
emancipadoras en Chile y en Perú para enfrentar a los federales en el litoral
del Río de Plata. Por este motivo los directoriales unitarios ―en particular
Bernardino Rivadavia― llegaron a acusarlo de «traidor».
En una carta fechada en agosto de 1816, San Martín se refirió
a las islas Malvinas. En el texto, San Martín le pedía al gobernador de San
Juan que liberara a prisioneros que se encontraban en Carmen de Patagones y
Malvinas (Puerto Soledad) para que se sumaran al Ejército de Los Andes.
Cruce de los Andes, Ejército de los Andes y Rutas
sanmartinianas.
El 12 de enero de 1817 se inició el cruce de los Andes en
dirección a Chile. El Ejército de los Andes fue uno de los dos grandes cuerpos
militares que las Provincias Unidas del Río de la Plata desplegó en la Guerra
de Independencia Hispanoamericana; contó inicialmente con 3 brigadieres, 28
jefes, 207 oficiales, 3778 soldados (incluyendo a parte de los oficiales y
soldados chilenos que emigraron a Mendoza después de la batalla de Rancagua),
Escritores chilenos como Osvaldo Silva y Agustín Toro Dávila se refieren a un
aporte mayor de patriotas chilenos, aunque ninguno detalla la fuente documental
utilizada en la aseveración. Osvaldo Silva, en su libro Atlas de la Historia de
Chile 2005, afirma que había 1200 chilenos en el ejército de los Andes reunidos
en Mendoza. Agustín Toro Dávila, en su libro Síntesis histórico-militar de
Chile, menciona un número similar. El autor escribe:
De los 209 oficiales de dotación, alrededor de 50 eran
chilenos, y el resto argentinos. No se conoce exactamente la proporción de
chilenos en los 3778 hombres de tropa. Se estima que no sería más de un 30 %.
El general Jerónimo Espejo ―en su libro El paso de las
Andes. Crónica histórica de las operaciones del ejército de los Andes, para la
restauración de Chile en 1817 (de 1882)―, después de detallar la conformación
del ejército se refirió al tema:
Por esta demostración, que estractamos de documentos
oficiales que se encontrarán mas adelante, el lector verá, que al organizarse
el Ejército de los Andes, no se creó cuerpo ni fuerza alguna bajo la bandera de
Chile, por razones que, aunque obvias, no por eso dejaremos de apuntarlas―
1º Porque el pensamiento, el territorio, la autoridad
creadora y los elementos, todo, todo era argentino, y habría sido un absurdo
formar un cuerpo bajo bandera extranjera; y 2º porque las tropas chilenas que
con Carrera emigraron á Mendoza en octubre de 1814, el General las despachó
todas á Buenos Aires con el coronel Alcázar, diciendo de oficio al Gobierno “no
quiero emplear á esos soldados que sirven mejor á su caudillo que á la Pátria”.
― Esto, no obstante, el General, con aprobación del Gobierno, organizó un
cuadro de oficiales chilenos emigrados con sus respectivos jefes, como para
llenar su dotación con soldados del enemigo que se pasaran en la campaña, con
voluntarios que se presentaran ó con reclutas que se le destinasen. Siendo de
advertir además, que ni aun este cuadro siguió al ejército en su marcha, sino
que después de la victoria de Chacabuco marchó de Mendoza á Chile.
1200 milicianos montados (para conducción de víveres y
artillería), 120 barreteros de minas (para facilitar el tránsito por los pasos),
25 baqueanos, 47 miembros de sanidad (para el hospital de campaña), 16 piezas
de artillería (10 cañones de 6 pulgadas, 2 obuses de 4 1/2 pulgadas y 4 piezas
de montaña de 4 pulgadas), 15 empleados civiles, 1600 caballos extras (para
caballería y artillería) y 9281 mulas (7359 de silla y 1922 de carga).
Con el objetivo de dividir a las tropas enemigas, José de
San Martín ordenó primero el avance de parte de las tropas por los pasos de
Come Caballos, Guana, Portillo y Planchón. Estos no eran los pasos elegidos
para las columnas principales, sino que los dos primeros se hallaban al norte y
los últimos al sur de los realmente seleccionados, que eran los que ya habían
sido analizados por José Antonio Álvarez Condarco, o sea, los pasos de
Uspallata y Los Patos. Era un avance en varios sectores, en un frente de más de
2000 kilómetros, a través de una gigantesca cordillera. Con esto se pretendía
distraer a las fuerzas realistas de Chile que no sabían en definitiva por donde
arribarían, y los obligaba a dividir sus fuerzas y provocar movimientos
favorables a la revolución en zonas alejadas de la capital, Santiago de Chile,
entre ellas la dirigida por Ramón Freire hacia Chillán, que llegó unos días
antes que las demás y convenció al gobernador realista que el ataque principal
sería por el sur.
A partir del 17 de enero de 1817, inició el Ejército de los
Andes el avance de sus columnas principales por los pasos de Los Patos y
Uspallata.
El cruce de los Andes.
Las dos columnas principales estaban formadas por 3500
soldados, 100 baqueanos, 1000 caballos, 10 000 mulas (de las que llegaron
4000), 30 cañones, casi un millón de cartuchos de fusil, varias toneladas de
pólvora, y alimento para todos los hombres y animales para un mes de marcha.
Columna de San Martín (17 de enero de 1817)
El grueso del ejército al mando del propio jefe de la
expedición, el general San Martín, tomó la ruta llamada corrientemente Paso de
Los Patos. El cuerpo estaba formado por la vanguardia al mando del brigadier
mayor Estanislao Soler, el centro al mando del brigadier Bernardo O'Higgins, la
escolta de granaderos al mando del teniente coronel Mariano Necochea y la
retaguardia al mando del teniente coronel Pedro Regalado de la Plaza, que
conducía la maestranza del ejército. Había varios días de diferencia entre la
vanguardia y la retaguardia. San Martín fue de los últimos en partir, porque
precisamente controló lo más importante: la salida en orden del ejército.
O`Higgins, quien iba al centro, le escribía casi cotidianamente a San Martín, que
venía uno o dos días más atrás, y le informaba sobre su marcha y la de Soler
(las cartas de O'Higgins son uno de los documentos más precisos para conocer
las alternativas de la marcha del ejército a través de las montañas
sanjuaninas). El cuerpo abrió la marcha desde El Plumerillo, el 19 de enero de
1817, tomó por Jagüel, Yalguaraz, Río de los Patos, salvó el alto cordón del
Espinacito por el paso homónimo, situado a 5000 msnm. El 2 de febrero de 1817
inició el paso de la cadena limítrofe por el Paso de las Llaretas. Esta columna
tropezó con las mayores dificultades, pues fue preciso escalar cuatro
cordilleras. Soler ―que iba adelante― logró las victorias de Achupallas, el 4
de febrero de 1817, y Las Coimas, el 7 de febrero de 1817. Al día siguiente
ingresaron en San Felipe.
Columna de Las Heras (18 de enero de 1817)
El avance por el Paso de Uspallata y el valle del Río
Mendoza se inició el 18 de enero de 1817, conduciendo todo el parque y la
artillería, cuyo transporte era imposible por el más escabroso paso de Los
Patos. A cargo de las tropas de 800 hombres se hallaba el brigadier Juan
Gregorio de Las Heras, siendo su segundo el mayor Enrique Martínez. Entre los
hombres sobresalientes que lo acompañaban, cabe destacar al fray Luis Beltrán.
Tras vencer en los combates de Picheuta, combate de Potrerillos y Guardia
Vieja, pudieron ingresar en Santa Rosa de los Andes, el día 8 de febrero de
1817. En la misma fecha, se produjo la reunión con la división principal que el
día anterior había salido victoriosa en la acción de Las Coimas.
Ambas columnas debían reunirse en el valle del Aconcagua,
mientras que efectivos menores dispersaban las fuerzas enemigas, induciéndolas
a engaño respecto del avance de la agrupación principal.
La batalla de Maipú.
Las fuerzas de Las Heras, O’Higgins y Soler se reunieron el
8 de febrero en el campamento de Curimón. Ante las noticias del avance del jefe
realista, coronel Rafael Maroto, hacia las casas de Chacabuco, San Martín
ordenó el avance. El 12 de febrero se libró la batalla de Chacabuco, en la que
el Ejército de Los Andes obtuvo la victoria sobre los realistas, que sufrieron 500
muertos y 600 prisioneros mientras que los patriotas tuvieron solo 12 bajas.
El gobernador Casimiro Marcó del Pont huyó hacia el sur,
pero fue capturado por el capitán José Félix Aldao, de larga trayectoria
posterior.
El 18 de febrero se convocó a un cabildo abierto que propuso
a San Martín como director supremo de la naciente república, pero este rechazó
el ofrecimiento para evitar sospechas sobre un posible avasallamiento de la
Provincias Unidas del Río de la Plata sobre la autonomía de Chile. Dos días
después el cabildo nombró a O'Higgins como director supremo, designación que
San Martín avaló.
Días después, San Martín ordenó a Las Heras que persiguiera
a los realistas hasta Concepción, pero este no pudo impedir que se
atrincheraran en Talcahuano. O'Higgins intentó capturar esa fortaleza, pero fue
completamente vencido.
Aprovechó esa posición el virrey del Perú y envió refuerzos
para los realistas, al mando del ex gobernador Mariano Osorio. Mientras tanto,
San Martín viajó a Buenos Aires, a pedir más colaboración a Pueyrredón, que
debería también formar una escuadra. A su regreso ordenó a sus hombres
replegarse hacia el norte y reunió unos 8000 hombres en las afueras de Talca.
Allí se produjo el 19 de marzo de 1818 la sorpresa de Cancha Rayada, en que el
Ejército Unido bajo las órdenes de San Martín fue derrotado cuando realizaba
una maniobra nocturna para evitar un inminente ataque. En la oscuridad se
generó una gran confusión, y los españoles perdieron 300 hombres, pero quedaron
dueños del campo y capturaron el parque, fusiles y cañones, levantando mucho la
moral de sus tropas. Los patriotas tuvieron 120 bajas, pero la división a cargo
de Las Heras emprendió una retirada ordenada sustrayéndose a la lucha, con lo
que pudo iniciar la reorganización de los restos del Ejército Unido.
La desmoralización hizo efecto en Santiago, y muchos
patriotas escribieron a Osorio pidiendo clemencia, mientras otros huían a las
Provincias Unidas. Pero San Martín no se dio por vencido, y en quince días puso
nuevamente a su ejército en condiciones de luchar nuevamente y esperó a Osorio
en los llanos del río Maipo.
El 5 de abril se produjo la batalla de Maipú, en que fuerzas
patriotas obtuvieron una completa victoria. El adversario dejó en el campo de
batalla 2000 cadáveres, cerca de 2500 prisioneros, todo su armamento y material
de guerra. El brigadier O’Higgins, herido en Cancha Rayada, no participó de la
batalla; pero se hizo presente una vez finalizada la lucha, montado en su
caballo, para abrazar a San Martín y llamarlo «Salvador de Chile».
Parte donde San Martín anuncia a O'Higgins la victoria en la
batalla de Maipú.
El escueto parte de la victoria dice:
Acabamos de ganar completamente la acción. Nuestra
caballería los persigue hasta concluirlos. La patria es libre, abril de 1818.
San Martín.
Con la batalla de Maipú se obtuvo definitivamente la
victoria sobre las tropas realistas, asegurando finalmente la independencia de
Chile. El Gobierno de Chile lo premió con una vajilla de plata y 6000 pesos,
pero San Martín rechazó ambos regalos diciendo: «No estamos en tiempos para
tanto lujo».61
Sin embargo, San Martín tuvo opositores locales, como los
hermanos Carrera, líderes de un sector opositor a O’Higgins, que diferían de
San Martín y O'Higgins. Juan José y Luis Carrera fueron arrestados en Mendoza,
y José Miguel huyó a la Banda Oriental. Poco antes de conocerse el resultado de
la batalla de Maipú, Juan José y Luis Carrera fueron fusilados en Mendoza por
orden del gobernador Toribio de Luzuriaga, a instancias de Bernardo de
Monteagudo, que poco después volvió a Chile.
Preparativos para una nueva campaña
Luego de la emancipación chilena, José de San Martín se
trasladó a Buenos Aires para obtener del Gobierno un empréstito que permitiera
costear los gastos de la Expedición Libertadora del Perú. Pueyrredón le
prometió 500 000 pesos, pero luego hubo dificultades para cumplir la promesa
debido a las luchas internas entre Buenos Aires y los caudillos federales.
Entonces San Martín renunció a la jefatura del ejército. Ante este hecho, el
Directorio envió a San Martín 200 000 pesos. El Estado chileno contribuyó con
su escuadra, al mando de Thomas Cochrane.
El Gobierno de Chile determinó que San Martín sería el
comandante en jefe de la expedición, que navegaría bajo bandera chilena.
Finalmente, San Martín fue designado general en jefe y general del Ejército de
Chile, y le fue conferido ad honorem el grado de capitán general dos días
después. Cuando se disponía a reanudar la campaña al Perú recibió la orden del
Directorio de marchar hacia el litoral argentino con su ejército para combatir
a los federales de Santa Fe y Entre Ríos. San Martín se negó de plano, y ante
la insistencia respondió con el silencio. En febrero de 1820 la victoria del
Partido Federal provocó la caída del Directorio de las Provincias Unidas, por
lo que el país quedó sin gobierno central. Esta situación dejó sin respaldo
legal su autoridad, por lo que renunció frente a los oficiales argentinos, pero
estos, dirigidos por el coronel Enrique Martínez, rechazaron su renuncia.
Finalmente, el 20 de agosto de 1820, San Martín partió junto
a la expedición desde Valparaíso hacia el Perú. La expedición estaba constituida
por alrededor de 4500 hombres, pertenecientes al Ejército libertador de los
Andes y al Ejército de Chile, de los cuales 1600 eran marinos. Se embarcaron en
ocho navíos de guerra y dieciséis transportes. No se puede especificar a
ciencia cierta cuántos soldados argentinos y cuántos chilenos conformaban la
expedición y qué número prevaleció, pero la mayor parte de los oficiales eran
argentinos y los jefes navales de orígenes varios: algunos eran británicos,
como Cochrane, y argentinos, como Manuel Blanco Encalada.
Independencia y Protectorado del Perú
El 8 de septiembre de 1820, el ejército al mando de José de
San Martín desembarcó en la playa de Paracas, cerca del puerto de Pisco,
haciendo retroceder al ejército realista, que se replegó a la zona de la
Sierra.
El virrey Pezuela tenía bajo su mando a unos 20 000
soldados, distribuidos por todo el virreinato, de los cuales la mayor parte
defendía Lima. Tratando de ganar tiempo para reunir a todos los soldados,
planteó una salida diplomática al conflicto, reuniéndose los delegados de ambas
partes en Miraflores (sur de Lima), que finalmente no llegaron a ningún acuerdo
aceptable para San Martín. Este envió una división al mando del general Juan
Antonio Álvarez de Arenales por la ruta de la sierra, para perseguir a las
divisiones realistas ubicadas en esa zona y propiciar la insurrección de las
poblaciones a lo largo de su trayecto.
San Martín se reembarcó en la escuadra, y en los primeros
días de noviembre desembarcó en la localidad de Huacho, donde fortificó su
posición e inició su estrategia para sitiar definitivamente Lima.
Acta de la Independencia del Perú.
El 29 de enero de 1821 se sublevaron altos oficiales
realistas contra el virrey Pezuela, quien renunció a su cargo y fue sustituido
por el general José de La Serna, que sería confirmado más tarde como virrey del
Perú por la corona. El nuevo virrey propuso a San Martín nuevas negociaciones
diplomáticas, que finalmente fracasaron debido a que la propuesta definitiva
del general era la independencia del Perú. El sitio de Lima se prolongó por
algunos meses; en el mes de marzo arribó al Perú el capitán Manuel Abreu,
enviado por el rey de España como emisario pacificador, sin ninguna
consecuencia favorable para los independentistas. San Martín decidió iniciar
una nueva estrategia y envió dos ejércitos, uno al mando del general Guillermo
Miller, para desembarcar en las costas del sur, y otra al mando del general
Arenales, hacia la sierra.
San Martín dejó Huacho y desembarcó en Ancón, estrechando el
cerco a Lima. Simultáneamente inició nuevas negociaciones de paz, que se
realizaron entre mayo y junio en la hacienda de Punchauca, cerca de Lima; los
delegados de San Martín fueron Tomás Guido, Juan García del Río y José Ignacio
de la Roza; por parte del virrey La Serna fueron Manuel Abreu, Manuel de Llano
y José María Galdeano. Las negociaciones fracasaron nuevamente.
Pocos días después se pasó a sus filas uno de los más
destacados regimientos de las fuerzas del virrey: el regimiento realista
Numancia, compuesto de venezolanos y neogranadinos, que había sido formada en
Venezuela en 1813 y enviada al Perú tres años más tarde por Pablo Morillo. Esta
deserción en masa desmoralizó al resto de las fuerzas realistas, obligando a De
La Serna a abandonar la ciudad el 5 de julio, internándose en la sierra. Esto
le abrió las puertas de Lima a San Martín.
Gobierno en Perú
San Martín ocupó Lima y reunió un cabildo abierto el 15 de
julio. El día 28, ante una multitud reunida en la Plaza de Armas de Lima, San
Martín declaró la independencia y fue nombrado Protector del Perú con autoridad
civil y militar.
Formó su ministerio con los ministros Hipólito Unanue, de
Hacienda, Juan García del Río, de Relaciones Exteriores y Bernardo de
Monteagudo, de Guerra y Marina. En el mes de octubre dictó un Estatuto
Provisorio de Gobierno, en el cual se establecía la división territorial, la
libertad de vientres, y la libertad de los indígenas de los tributos
específicos. Jurídicamente, el Reglamento establecía lo siguiente:
«todas las leyes, ordenanzas y reglamentos quedan en su
fuerza y vigor, mientras no sean derogadas o abrogadas por autoridad
competente.»
Ese mismo año fundó la Biblioteca Nacional del Perú, a la
que donó su colección personal de libros, y creó la Orden del Sol, actualmente
llamada Orden El Sol del Perú.
Fundó la Sociedad Patriótica, formada por 40 ciudadanos
peruanos, a quienes consideró los más ilustrados entre los decididos por la
causa independentista. Esta se enfrascó en discusiones sobre la forma más
conveniente de gobernar el país, entre la monarquía constitucional que apoyaba
San Martín y defendían los ministros Unanue y Monteagudo, y la república, que
defendían Manuel Pérez de Tudela y Mariano José de Arce. En apoyo a sus ideas
monarquistas, envió a García del Río y Diego Paroissien a Europa, a conseguir
un príncipe de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha, para que reinara en el Perú.
También debieron contratar un empréstito para continuar la campaña militar.
Estableció la libertad de comercio y la libertad de imprenta,
pero no permitió otro culto religioso que el católico. Expulsó a miles de
españoles notoriamente contrarios a la independencia y confiscó sus bienes.
Desde Ancón, y posteriormente desde Lima, San Martín envió
una serie de campañas para incorporar al Protectorado al resto del Perú, pero
algunos triunfos parciales no pudieron evitar que el Virrey se hiciera fuerte
en la Sierra, fijando su capital en Cuzco; el Protector no tenía fuerzas para
enfrentarlo con probabilidades ciertas de triunfar.
Durante su protectorado recibió una carta del general
Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón Bolívar, para la campaña en el
territorio de la Presidencia de Quito (actual Ecuador), en el que reclamaba la
incorporación a la misma del batallón Numancia. Esta unidad, compuesta de
venezolanos y neogranadinos, había sido formada en Venezuela en 1813 y enviada
al Perú tres años más tarde en por Pablo Morillo. A poco de desembarcar San
Martín en territorio peruano, se había pasado a sus filas. San Martín se negó a
perder la excelente unidad, y en su lugar envió una División Auxiliar al mando
de Andrés de Santa Cruz ―en su mayoría compuesta por tropas inexpertas― que
participaron en las batallas de Riobamba y Pichincha.72
Entrevista de Guayaquil entre José de San Martín y Simón
Bolívar.
Entre los días 26 y 27 de julio de 1822, se realizó la
Entrevista de Guayaquil, donde se reunió con Simón Bolívar, teniendo como tema
principal la liberación del Perú, principal baluarte realista en Sudamérica.
Tras una conversación privada, cuyo contenido solo se puede conjeturar, cedió a
Bolívar la iniciativa y conclusión de la campaña libertadora.
Poco después decidió retirarse de todos los cargos y volver
a su país.
«He convocado al Congreso para presentar ante él mi renuncia
y retirarme a la vida privada con la satisfacción de haber puesto a la causa de
la libertad toda la honradez de mi espíritu y la convicción de mi patriotismo.
Dios, los hombres y la historia juzgarán mis actos públicos.»
José de San Martín (carta a Bolívar. Lima, 10 de septiembre
de 1822).74
Su Gobierno duró desde el 3 de agosto de 1821 hasta el 20 de
septiembre de 1822.
Regresó a Argentina con solamente ciento veinte onzas de
oro, el estandarte de Francisco Pizarro bordado por Juana La Loca y la
campanilla con que la Inquisición de Lima convocaba a los tribunales. El
cirujano argentino René Favaloro interpretó el estandarte como «símbolo de la
dominación y esclavitud sufrida por el Imperio de los incas, [...] definitorias
en cuanto a las convicciones del Libertador».
El retiro
Vuelto a Mendoza en enero de 1823, pidió autorización para
regresar a Buenos Aires y reencontrarse con su esposa que estaba gravemente
enferma. Bernardino Rivadavia, ministro de Gobierno del gobernador Martín
Rodríguez, se lo negó argumentando que no sería seguro para San Martín volver a
la ciudad. Su apoyo a los caudillos del Interior y la desobediencia a una orden
que había recibido del Gobierno de reprimir a los federales, le valió que los
unitarios quisieran someterlo a juicio.
Al empeorar la salud de su esposa, decidió viajar a Buenos
Aires. Al llegar, su mujer ya había fallecido el 3 de agosto de 1823. La lápida
de su sepultura, que puede leerse en el Cementerio de la Recoleta, reza: «Aquí
yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del general San Martín».
Al llegar a Buenos Aires se lo acusó de haberse convertido
en un conspirador. Desalentado por las luchas internas entre unitarios y
federales, decidió marcharse del país con su hija, quien había estado al
cuidado de su abuela. El 10 de febrero de 1824 partió hacia el puerto de El
Havre (Francia). Tenía 45 años y era generalísimo del Perú, capitán general de
la República de Chile y general de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Luego de un breve período en Escocia, se instalaron en Bruselas y poco después
en París. Su única obsesión era la educación de su hija Mercedes. En 1825
redactó las Máximas para Merceditas, donde sintetizaba sus ideales educativos.
Ofreció sus servicios a las autoridades argentinas con
motivo de la guerra con Brasil, solo después de la renuncia de su despreciado
enemigo Rivadavia a la presidencia; pero la guerra ya había prácticamente
terminado.
En marzo de 1829 intentó regresar a Buenos Aires, al saber
que había vuelto a estallar la guerra civil. Permaneció a bordo de incógnito,
aunque fue descubierto. Su antiguo subordinado, el general Juan Lavalle, había
derrocado y fusilado al gobernador Manuel Dorrego, pero ante la imposibilidad
de vencer en la contienda, ofreció a San Martín la gobernación de la provincia
de Buenos Aires, pero este juzgó que la situación a que había llevado el
enfrentamiento solo se resolvería por la destrucción de uno de los dos
partidos. Respondió a Lavalle que: «el general San Martín jamás desenvainará su
espada para combatir a sus paisanos». Posteriormente se trasladó a Montevideo,
donde permaneció tres meses, para finalmente volver a Europa.
Durante los años que duró su exilio, San Martín mantuvo
contacto con sus amigos en Buenos Aires, tratando de interiorizarse de lo que sucedía
en su país. En 1831 se radicó en Francia, en una finca de campo cercana a
París. Por esos años tuvo lugar su afortunado encuentro con su antiguo
compañero de armas en el ejército español, Alejandro Aguado, marqués de las
Marismas del Guadalquivir, quien, convertido en un exitoso banquero, designó a
San Martín tutor de sus hijos, con una generosa paga. Tres años más tarde y
gracias al dinero ahorrado trabajando con su amigo y a la venta de las fincas
con que lo habían premiado el Gobierno de Mendoza y el de Perú, se mudó a una
casa que compró en la villa de Grand Bourg, departamento de Essonne, a corta
distancia de París.
Recibió la visita de varios personajes americanos, en
general jóvenes románticos y liberales, exiliados de su país, como Juan Bautista
Alberdi (en 1843) y Domingo Faustino Sarmiento (entre 1845 y 1848), que viajó a
Europa por encargo del Gobierno de Chile y se encontró con San Martín en Grand
Bourg en varias oportunidades. Hasta sus últimos años mantuvo correspondencia
con su gran amigo Tomás Guido, quien lo mantenía informado sobre la situación
política en América.
Testamento de San Martín.
José de San Martín fechó su testamento ológrafo en París el
23 de enero de 1844, dejando como única heredera a su hija Mercedes de San
Martín, casada con Mariano Balcarce que ejercía como embajador argentino en
París.
Entre sus cláusulas establecía:
Que Mercedes otorgue a su tía María Elena una pensión hasta
su fallecimiento.
Que a la muerte de María Elena le otorgue una pensión a la
hija de esta, Petronila.
Que su sable corvo favorito, el de las batallas de Chacabuco
y Maipú, fuera entregado al gobernador porteño Juan Manuel de Rosas, «como una
prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con
que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de
los extranjeros que trataban de humillarla».
Prohibió la realización de funerales y de acompañamientos
hasta el cementerio, «pero sí desearía que mi corazón fuese sepultado en Buenos
Aires».
Declaraba como su primer título el de generalísimo del
Ejército del Perú.
En marzo de 1848, al estallar la revolución de ese año en
París, se trasladó a la ciudad costera de Boulogne-sur-Mer, estableciéndose en
una habitación alquilada. Allí falleció a la edad de 72 años, a las tres de la
tarde del 17 de agosto de 1850, en compañía de su hija Mercedes y de su yerno.
Sus restos
En 1861 los restos de José de San Martín fueron trasladados
a la bóveda de la familia González Balcarce, ubicada en el cementerio de Brunoy,
Francia.
Luego hubo varios intentos de repatriarlos a los que se
opuso su hija, quien como esposa del embajador en Francia y afincada en ese
país, prefería que permanecieran cerca de su residencia.
A la muerte de Mercedes San Martín en febrero de 1875 se
activaron las gestiones y durante la presidencia de Nicolás Avellaneda se creó
la «Comisión encargada de la repatriación de los restos del Libertador». La
repatriación de los restos de José de San Martín finalmente se produjo el 28 de
mayo de 1880, cuando fueron conducidos a Buenos Aires por el vapor transporte
Villarino en su viaje inaugural. Arribó en una masiva celebración pero en
vísperas del estallido de la revolución de 1880.
Una leyenda urbana sostiene que la Iglesia Católica se
habría opuesto a que se depositaran sus restos en la Catedral de Buenos Aires
dada su condición de masón que acarreaba, de suyo, la excomunión.
Según la leyenda mencionada, solo tras largas negociaciones
se habría alcanzado un acuerdo, en virtud del cual el féretro descansaría en
una de las naves laterales de la catedral, e inclinado con su cabeza hacia
abajo. Esta leyenda ha sido refutada por los investigadores especializados,
como Enrique Mario Mayochi, del Instituto Nacional Sanmartiniano, quien
comenta, respecto de la sepultura:
Fue la Municipalidad de Buenos Aires la que gestionó la
cesión de parte del recinto catedralicio y (...) la autorización debida fue
dada por la autoridad eclesiástica por entender, como antes se dijo, que sería
una gloria tener y custodiar los restos del Libertador. Cuanta otra cosa se
diga no pasa de especulación infundada o añagaza malintencionada.»
En el mausoleo se encuentra escrito: «Triunfó en San
Lorenzo, afirmó la Independencia Argentina, pasó los Andes, llevó su bandera
emancipadora a Chile, al Perú y al Ecuador».
Las «Máximas para mi hija»
José de San Martín escribió una lista de consejos para su
hija Merceditas:
Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los
insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana
para que saliese: «Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para
nosotros dos».
Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al
respeto.
Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.
Respeto sobre la propiedad ajena.
Acostumbrarla a guardar un secreto.
Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las
religiones.
Dulzura con los criados, pobres y viejos.
Que hable poco y lo preciso.
Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
Amor al aseo y desprecio al lujo.
Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
Masonería
Existen dos teorías en torno a la supuesta filiación
masónica del general Jose de San Martín, que generaron polémicas durante varios
años. Mientras diversos historiadores afirman que en ningún momento ingresó en
una logia masónica regularmente constituida, hay otros que aseguran lo
contrario. Entre los primeros, se argumenta que la totalidad de las logias con
las que mantuvo contacto a lo largo de su vida, principalmente la Lautaro, no
eran estrictamente masónicas, sino que habrían sido únicamente grupos
revolucionarios que tomaron como base de su organización elementos y símbolos
masónicos que serían funcionales a su carácter de sociedad secreta. Los
documentos, no obstante, demuestran que se trataría de una logia operativa, no
en el sentido literalmente constructivo como es el caso de las cofradías
medievales, sino que ostentaría objetivos revolucionarios. Por su parte, el
historiador Emilio J. Corbière, señala que José de San Martín dio sus primeros
pasos en la masonería iniciándose en la Logia Integridad de Cádiz, luego pasó a
formar parte de la Logia Caballeros Racionales , donde el 6 de mayo de 1808 le
fue otorgado el 3.º grado de la masonería simbólica, accediendo de este modo al
título de «maestro masón». Tras renunciar a su carrera militar en España, viajó
a Inglaterra donde se reunió con Carlos María de Alvear, un reconocido miembro
de la Logia Lautaro que trabajaba con la Logia Flor de los Americanos. En una de
las tenidas (o reuniones) se decidió abatir columnas y regresar a suelo
americano para llevar a cabo la campaña que allí se habría gestado. Mientras
tanto, Simón Bolívar era iniciado por Francisco de Miranda. Al poco tiempo, San
Martín, Alvear y José Matías Zapiola obtenían el grado 5.º de la logia.
Poco después de su llegada, en 1812, junto a sus hermanos
masones, Alvear y Zapiola, fundó un Triángulo Masónico que constituiría la base
de la futura Logia Lautaro]. En ese entonces la Orden ya estaba implantada, con
la Logia Independencia que funcionaba desde 1795, pues su llegada al Río de la
Plata databa de finales del siglo XVIII, con una importante influencia de la
masonería española y no así de la inglesa, como se creyó en un momento. Con el
mismo nombre, Independencia, se fundó en 1810 una nueva logia, también conocida
como Logia de San Juan, bajo las órdenes del doctor Julián Álvarez que colaboró
enormemente en los comienzos de la Lautaro.
Siguiendo la antigua tradición de adoptar nombres simbólicos
o iniciáticos, José de San Martín era conocido entre los lautarinos como
Hermano Inaco.
En una carta dirigida al general Guillermo Miller,
respondiendo a preguntas concernientes a la Logia de Buenos Aires, San Martín
escribe:
No creo conveniente hable Ud. lo más mínimo de la logia de
Buenos Aires. Estos son asuntos enteramente privados, y que aunque han tenido y
tienen una gran influencia en los acontecimientos de la revolución de aquella
parte de América no podrían manifestarse sin faltar por mi parte a los más
sagrados compromisos. A propósito de logias, sé a no dudar, que estas
sociedades se han multiplicado en el Perú de un modo extraordinario. Esta es
una guerra de zapa que difícilmente se podrá contener, y que hará cambiar los
planes más bien combinados.
La Logia de Buenos Aires, de acuerdo a las palabras del
investigador y escritor masónico Albert Gallatin Mackey, sería destinada a los
Grados Superiores y determinaría las decisiones políticas que deberían ser
implementadas.
El general Tomás de Iriarte en sus memorias declaró que
tanto la Logia Lautaro como la Logia de Julián Álvarez eran masónicas. Sin
embargo, Bartolomé Mitre, masón grado 33, escribió en su «Historia de San
Martín y la Emancipación Sudamericana» que la Logia Lautaro era una sociedad
secreta de carácter netamente político, que no pertenecía a la masonería.
En 1825, en Bruselas, San Martín recibió una medalla
masónica con su efigie por parte de la Logia belga La Parfaite Amitié (La
Perfecta Amistad), en reconocimiento a su labor desempeñada en la revolución
americana. Esta medalla suele ser utilizada para demostrar la pertenencia de
San Martín a la masonería, cosa que no está probada documentalmente. En todo
caso, todo parece indicar que si bien es muy probable que San Martín haya sido
iniciado en Europa, su relación con la masonería se diluyó con el paso de los
años.
Himno a San Martín
Música: Arturo Luzzatti
Letra: Segundo M. Argarañaz
Yerga el Ande su cumbre más alta,
dé la mar el metal de su voz,
y entre cielos y nieves eternas
se alce el trono del Libertador.
Suenen claras trompetas de gloria
y levanten un himno triunfal,
que la luz de la Historia agiganta
la figura del Gran Capitán.
De las tierras del Plata a Mendoza,
de Santiago a la Lima gentil,
fue sembrando en la ruta laureles
a su paso triunfal San Martín.
San Martín, el señor en la guerra,
por secreto designio de Dios,
grande fue cuando el Sol lo alumbraba,
y más grande en la puesta del Sol.
¡Padre augusto del pueblo argentino,
héroe magno de la libertad!
A su sombra la Patria se agranda
en virtud, en trabajo y en paz.
¡San Martín! ¡San Martín! Que tu nombre,
honra y prez de los pueblos del Sur,
asegure por siempre los rumbos
de la Patria que alumbra tu luz.
Además, fue un destacado orador que atravesó las
fronteras nacionales y se consagró en España. En 1902 resultó electo diputado
al Congreso Nacional por el distrito metropolitano; ocupó, además, otros cargos
públicos. En 1910 la Real Academia de la Lengua Española lo designó miembro
correspondiente.
Se cumplen 93 años del
fallecimiento de Belisario Roldán en Alta Gracia
Belisario Roldán nació en Buenos Aires, el 16
Setiembre de 1873 y se suicidó en Alta Gracia, el 17 de Agosto de 1922.ç
Fue un extraordinario poeta, narrador, dramaturgo y
orador argentino que perteneció a la última generación romántica de la
Argentina.
Realizó estudios secundarios en el Colegio Nacional
Central y en 1889 ingresó a la facultad de Derecho y Ciencias Sociales, pero no
ejerció la profesión de abogado y se dedicó al periodismo.
Dentro de sus obras figuran volúmenes de poemas, de
cuentos y de obras de teatro: La senda encantada (1912), Letanías de
la tarde (1919), Llamas en la noche, Cuentos de amargura
(1919), Bajo la toca de lino (1920), La venus de arrabal (1920), El
puñal de los troveros, El rosal de las ruinas, Los contagiosos
(comedia dramática en tres actos), Mister Franck, Cuando muere el día,
Hacia las cumbres, Luz de hoguera, El bronce, El señor
corregidor, El burlador de mujeres y La virgen de la pureza.
Radicado en Alta Gracia, y víctima de una grave
enfermedad, decidió ponerle fin a su vida, pegándose un disparo en su cien.
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